Por Selma Muñoz Riaño

Una de las últimas exposiciones que pude visitar entre confinamientos fue “The Beginning” en el Museo Albertina Modern. Si bien la exposición incluye obras de artistas que trabajaron entre los años cuarenta y los ochenta, en este pequeño artículo me enfocaré únicamente en la Wiener Schule des Fantastichen Realismus, y aquí conviene aclarar que ese nombre fue acuñado mucho más tarde por Johann Muschik.

Fundada en 1946 y conformada por artistas como Arik Brauer, Ernst Fuchs, Rudolf Hausner, Anton Lehmden, Wolfgang Hutter y Fritz Jahnschka, la Escuela Vienesa del Realismo Fantástico se va dfiniendo en los primeros años de la postguerra y busca liberarse de los modelos estéticos impuestos por la dictadura nazi.

Durante la guerra, Viena había sido duramente bombardeada por los Aliados, y el edificio de la Academia de Artes (Akademie der bildenden Kunst) en la Plaza Schiller todavía no estaba completamente reconstruido. Tal era el caso también del edificio de la Ópera Estatal de Viena y de otros muchos. No sólo los edificios sino casi todos los aspectos de la sociedad se encontraban en reconstrucción: la economía, la infraestructura, la agricultura… La comida seguía siendo racionada, la guerra había dejado a muchos sin casa, y la desolación seguía sintiéndose en la Viena de los años 40.

Con todo, entre los artistas y la población en general había una sed de normalidad y creatividad, lo que llevó a jóvenes como Erich (Arik) Brauer y Ernst Fuchs a ingresar a la academia y tomar clases con el profesor rofessor Robin C. Andersen. No obstante, la corriente expresionista que postulaba Andersen no fue de su agrado, y prefirieron seguir al profesor Albert Paris Güterslohn así como al pintor Edgar Jené. Fue a través de este último que llegaron a conocer un poco a destiempo al Surrealismo francés y a su ideología. Sin embargo, para los vieneses, el diálogo con el subconsciente y lo sobrenatural servirá como catarsis para trabajar los traumas del apocalipsis conjurado por el conflicto bélico, tanto a nivel individual como colectivo.

Por otro lado, los fantásticos realistas abrevaban en las formas y la imaginería de los maestros del Gótico tardío y el Renacimiento temprano, tales como Hieronymus Bosch, Pieter Bruegel, Matthias Grünewald, Alberto Durero, así como de artistas modernos como Giorgio de Chirico y Antoni Gaudí.

Tal como lo expresa la descripción oficial de la exposición, a 70 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, las obras de los primeros fantásticos realistas no son sólo producto de testigos oculares de su época, sino que han pasado a ser parte esencial del canon de imágenes la pintura Austria.